En Quito Honesto, muchas mujeres construyen día a día un legado de integridad y compromiso. Cada una con su propia historia, han convertido la lucha contra la corrupción en una causa personal y profesional. En esta ocasión, conocemos a tres de ellas: Alejandra, Fátima y Sofía, quienes, desde sus cargos directivos, lideran con disciplina y convicción. Cuando la ciudad despierta, ellas ya han comenzado su jornada, enfrentando desafíos con la firmeza de quienes saben que el cambio empieza con cada acción honesta.
Alejandra: construyendo integridad con planificación y estrategia.
Desde el primer día en Quito Honesto, Alejandra supo que estaba en el lugar correcto. Como Directora de Planificación y Procesos, lidera una de las gestiones más estratégicas dentro de la institución. "El reto de erradicar las prácticas corruptas dentro del municipio me motivó. Sabía que podíamos generar un cambio real."
Para ella, la honestidad y la integridad son valores innegociables, principios que no solo aplica en su vida laboral, sino también en su hogar. "La mentira no tiene cabida en mi familia. La confianza se construye con la verdad y el respeto mutuo."
Ser madre y profesional es un equilibrio desafiante, pero Alejandra lo enfrenta con disciplina. Se despierta a las cinco de la mañana, prepara el desayuno y organiza el día de su hija antes de emprender su propia jornada laboral. "Mi hija es mi mayor motivación. Quiero que crezca sabiendo que las mujeres podemos alcanzar nuestras metas con esfuerzo y disciplina."
Fátima: disciplina y convicción en la prevención de la corrupción.
Para Fátima, Jefa de Prevención, su trabajo es una cuestión de principios. "Llevo años en esta lucha porque estoy convencida de que un país sin corrupción es posible. A veces la motivación decae, pero la disciplina es lo que nos mantiene firmes."
Inicia su día a las 4:50 de la mañana. Prepara el desayuno y el almuerzo para su familia, reza el rosario en busca de fortaleza y parte a su jornada laboral. "Siempre trato de empezar el día con palabras de aliento para mi equipo y personas cercanas. La confianza es clave para lograr compromisos sólidos."
Fátima reconoce el rol fundamental de las mujeres en la lucha anticorrupción. "Tenemos dones que nos permiten llegar a la gente: prudencia, tenacidad, disciplina y liderazgo humano. Esas cualidades fortalecen el compromiso ciudadano."
Cuando regresa a casa, su tiempo es para su familia. "Al final del día, lo más importante es abrazar a los míos. Son mi motor y mi razón para seguir adelante."
Sofía: comunicación con propósito y perspectiva de género.
Para Sofía, Jefa de Comunicación Social, la empatía es la clave en la lucha contra la corrupción. "Si todos pensáramos en el bienestar común, viviríamos en una sociedad más justa."
El recuerdo de su madre, una luchadora incansable, y la sonrisa de sus hijos son su mayor impulso. "Ser madre y profesional es agotador, sobre todo en un mundo que aún impone cargas desiguales a las mujeres. Pero lucho para que mis hijos crezcan entendiendo la importancia de la igualdad."
Desde su rol, Sofía también enfrenta los prejuicios de género. "Ser joven y mujer a veces genera dudas en otros sobre nuestro temple. Pero mi generación ha llegado con un chip diferente, uno de empoderamiento y convicción."
Su rutina empieza dando de lactar a su bebé y preparando a su otro pequeño para su escuela. Mientras le cuenta historias de dinosaurios a su hijo, también le enseña sobre el valor de la equidad y la integridad. "Quiero que entienda que la anticorrupción también es una cuestión de justicia social."
Mujeres que transforman con honestidad y pasión.
Las historias de Alejandra, Fátima y Sofía reflejan la fortaleza, la disciplina y la pasión de las mujeres que lideran la lucha contra la corrupción en Quito. Equilibrando su vida personal con la entrega profesional, estas mujeres inspiran con su compromiso inquebrantable.
El camino no es fácil. Enfrentan estereotipos, desafíos y momentos de duda, pero se mantienen firmes. Porque saben que su trabajo deja huella, que su ejemplo trasciende y que su esfuerzo construye un país más justo y honesto.
Mientras la ciudad despierta cada mañana, ellas ya han comenzado su jornada, convencidas de que la integridad es la mejor herencia que pueden dejar a las futuras generaciones.